lunes, 29 de marzo de 2010

David Lynch 2

El deseo es la carnada de la idea


Cuando pescás tenés que ser paciente. Ponés la carnada y esperás. El deseo es la carnada que atrae a los peces, a las ideas. Lo bueno es que cuando atrapás un pez que te gusta, incluso aunque sea pequeño -un fragmento de una idea-, ese pez te conducirá a otro pez y todos se unirán al primero. Ya estás en marcha. Muy pronto se van acumulando cada vez más fragmentos y emerge el conjunto. Todo empieza con el deseo.


Atrapa el pez dorado
David Lynch



Hace ya varios años me preguntaron por qué hacia teatro, en ese momento la respuesta fue -hago teatro para comprender el mundo / o por lo menos, intentar comprender-. Con el paso del tiempo la respuesta sigue siendo la misma, entonces creo que esa es la cuestión primera. El norte. Es cierto también que decidí  hacer teatro cuando me enamoré de un actor y junto a él aprendí muchas cosas del oficio. El amor unido a la vocación no siempre da buenos resultados, en fin, depende cómo se mire. Así es que cuando el amor se complica o se diluye, queda el teatro, que no da respuestas, sólo hace más y más preguntas que con los años se transforman en carnadas. Buenas carnadas atrapando peces dorados.

Lo que desaparece de este mundo ya no falta, dice Juan José Saer en uno de sus cuentos. En lo profundo de ese despojo está el germen de lo nuevo y lo singular.